lunes, noviembre 21, 2005

La vida narrada

Últimamente me ha pasado algo que me tiene francamente preocupada porque me está desconectando totalmente de la realidad. No sé muy bien si se debe a mi obsesión de hace un año de leer memorias y autobiografías, o si tiene algo que ver con el blog, o si es una fijación narrativa--en lugar de una oral--o si simplemente, me estoy volviendo psicótica . En todo caso, estoy viviendo mi vida como una gran narración. Cuando me sucede algo que creo digno de ser compartido con alguien más empiezo a rodar la película de lo que me está sucediendo: pienso las cosas como si las fuera a escribir o si las estuviera escribiendo.

El viernes pasado fui con el hermano de A., de doce años, a un concierto de Hip Hop. R--el hermanito--llevaba recogiendo tapas de cocacola desde hacía meses porque quería ir a ver a Fergie cantar "shut up, just shut up" y como el pobre tiene la maldición de ser hijo de papás mayores--para que dimensionen las edades, A. tiene 30--, iba a terminar perdiendo las boletas porque nadie lo quería acompañar y no había chance de que fuera solo. Yo decidí acompañarlo en parte, porque entendía perfectamente lo que estaba sintiendo R., porque sabía el esfuerzo que había hecho para conseguir las 1000 tapas y porque en el fondo, quería ser la cuñada chévere que lo llevó a su primer concierto.

R. no habla mucho, pero fuimos con su amigo S. que no se calló durante todo el tiempo. Me enteré quien era el pervertido de 6B, el que más levantaba de 7A y que en el colegio a todo el mundo le gustaba la Crush de uva, por lo que había sido imposible conseguir las tapas de Cocacola Clásica.

Para ser honesta, me sentí terriblemente vieja y en lugar de sentirme como la cuñada chévere, me sentí como la cuñada que quería ser chévere, o peor, como la que se creía chévere. En ese momento tenía unas ganas grandísimas de escribir sobre todo lo que pasó porque en medio de todo, la situación me resultaba absurda y demasiado cómica. Así que todo lo que sucedió de ahí en adelante fue una gran narración. Incluso, tenía las frases perfectas para contar todo lo que pasó, lo que sentí y lo que hicimos y que se me olvidaron como mi primer pensamiento después de brincar como una loca y mostrarles a R y S que sabía chiflar durísimo, y contarles que cuando yo tenía 12 años, también bailaba SKA. Me acordé que mi primer concierto fue una experiencia inolvidable y que además ese día había cogido el pick de Cerati y lo había visto en primera fila y que ese día también hubiera querido escribir todo lo que pasaba.

Sin embargo, también tengo ganas de narrar las cosas cuando camino a la casa de mis papás a almorzar, o cuando cocino pasta, o cuando A. esta viendo un partido de futbol y yo quiero interesarme pero simplemente no puedo.

Creo que voy a tener que andar con una grabadora para que no se escapen todas las frases que se me ocurren. Además, creo que sería una forma perfecta de darme cuenta que los párrafos que construyo en las 10 cuadras que hay de Corficaldas a la Quebrada la Vieja (es decir de la oficina a donde mis papás) no valen la pena y que es mejor olvidarlos.

Lo que me aterra realmente es que terminé, en lugar de viviendo la vida, narrándola. ¿O narrar puede ser una forma de vivir?

6 comentarios:

Juan Camilo Aljuri Pimiento dijo...

A mí me parece que la vida sí es un narración, sobre todo cuando se toma conciencia de lo que se vive... mmm, cuando se piensa lo que se vive mientras se vive. Esto lo puede enloquecer a uno, pero no le quita su belleza. Igual, me hiciste recordar una conversación (memoriosa) de tiempo atrás sobre el rock y la música que escuchaban los que hoy van al colegio... y si, se envejece uno rápidamente, así sepa chiflar y bailara ska en los noventa. Saluditos.

Lewinski dijo...

La vida ES una narración. O serán las voces en mi cabeza? No sé, pero yo a vecesd no la narro sino la converso. Y ahí la cosa sí se pone complicada y deliciosa.

Afrotunadamente siempre ha sido así, y por eso no me siento más viejo.

Cristina Vélez dijo...

Finalmente, Diego llegó al verdadero punto del asunto...estamos viejos. CRUSH de UVA vs. COCACOLAç?!?!?!?!

Lewinski dijo...

no sé, yo siempre preferí una uva postobón a una pepsi, pero no sé si eso ayuda en algo

Anónimo dijo...


Cris, en serio, deberías andar con un garabadora, así sería evidente para todos lo que es evidente para mí, ¡¡¡lo mal que estás de la cabeza!!!

Anónimo dijo...

Lo que tienes es "síndrome de blog recién abierto". PEro tranquila, con el tiempo se te va a psar ... o si tienes mucha suerte, nunca se te pasará y siempre pensa-redactarás.....