martes, enero 17, 2006

Psicopatodesambientación

No hay nada peor que ese sentimiento de desasosiego profundo que lo ataca a uno sobre todo los domingos por la noche cuando uno no ha terminado la tarea y los lunes por la mañana cuando hay que afrontar la realidad de que a pesar de la angustia de la noche anterior, nunca la terminó. O cuando uno sabe que hizo algo mal, pero no sabe qué exactamente. Y peor, la sensación de que uno no tiene ni idea qué diablos está haciendo, ni qué quiere, ni para dónde va.

Este conglomerado de sentimientos siempre se ha llamado psicopatodesambientación en mi casa. En mi familia es normal oír la siguiente conversación: Pregunta: “Tiene cara de estar psicopatodesambientada/o ¿ah?.” Respuesta: “Uy sí, que mamera” o simplemente “Bah” o “Hm” o “Aja.” Siempre creí que era una palabra real que había acuñado algún psiquiatra famoso que algún día iba a tener que leer porque el tipo era el único genio que había logrado descifrar los estados de ánimo de las personas medianamente normales que no somos ni depresivas, ni maniacas, ni patológicamente ansiosas, ni obsesivas compulsivas, ni histriónicas, sino un poquito de todo. Preguntando por ahí descubrí que la autora de esta palabra tan maravillosamente comprensiva fue la ex esposa de mi tío de la que no me acuerdo muy bien y no Lacan, o algún otro psicoanalista ilegible.

El viernes estuve con unas amigas del colegio y llegamos a la conclusión de que nos habían engañado durante mucho tiempo. Toda la vida nos habían dicho que éramos las más inteligentes, las más pilas, las más creativas, las más echadas pa’lante y que todo lo podíamos y llegamos al mundo “real” a darnos cuenta que lo que éramos en realidad era una manada de niñas consentidas que nos habíamos salido con las nuestras durante mucho tiempo y que se había acabado el reinado. Esto evidentemente genera una psicopatedesambientacón profunda que viene acompañada, por supuesto, de desasosiego, algo de tristeza, malparidez cósmica (otro término familiar que explicaré después) y la sensación de estar absolutamente perdido.

Por el momento, puedo decir que estoy pasando por la peor crisis de psicopatodesamientación de mi vida, peor que a los trece cuando el niño lindo del colegio play no me sacó a bailar...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tengas una buena visita a tu psicopatólogo de cabecera.

Ya se te pasará ;)

Cristina Vélez dijo...

a mi siempre me ha extrañado la gente que sabe exactamente lo que quiere. no me da envidia porque no les creo mucho. además las metas tan tajantes siempre son algo tontas.
prefiero estar siempre un poco confundida y perdida. por lo menos me lleva a buscar todo el tiempo