domingo, mayo 22, 2011

Pensamientos que no caben en trinos

Esto es lo que pensamos las señoras cuando no estamos dando la guerra:

1. A la nueva niñera le dicen Mona. Se llama en verdad Leidy y tiene una hermana melliza. También es de El Charco, como Flor y como Marta, así que Amelia seguro seguirá con el sueño de ir a visitar el Pacífico Nariñense porque allá puede ir al mar todos los días. Ahora somos tres mujeres que respondemos al apodo de "Mona" en esta casa.
2. A Marta, la niñera de antes, le habían prometido un sueldo x en su nuevo trabajo. Cuando llegó le dijeron que era sin prestaciones. Para todos los efectos, le terminaron ofreciendo menos que un salario mínimo y mucho menos de lo que yo le pagaba. La que la iba a contratar trabajaba en la fiscalía. Un funcionario público promoviendo la informalidad. Lo más terrible de esta historia es que la viejita que iba a cuidar se murió esta tarde y ella comenzaba su trabajo mañana. Por si conocen a alguien que necesita una enfermera, Marta es un sol de verano.
3. Hoy vi a dos señoras pinchadísimas pasarse semáforos en rojo. La primera fue en la 7 con 94. Dio la u mucho antes de que cambiara a verde. Creo que tenía afán y una lobotomía. Quedé impresionada, sobre todo cuando vi que la infractora, que iba en una flamante camioneta, tenía pura pinta de "divinamente". Lo peor es que cuatro cuadras más tarde, otra señora con cara de "divinamente" me pitó, y me pasó muy agresivamente para poderse pasar otro semáforo en rojo. Se parecía mucho a la otra.
4. Las señoras divinamente se parecen mucho.
5. Nunca quiero ser una señora divinamente.
6. Quiero que Marta consiga trabajo y que Mona se amañe en mi casa y resulte siendo maravillosa y adorada. Sobre todo, quiero que logre que Amelia la quiera y la pare bolas.
7. Mi final de estadística no se va a hacer solo, así lo desee con todas mis fuerzas. Ya me veré el jueves a las 11 de la noche sudando frío porque tengo que entregar las cosas antes de que se acabe el día.
8. Igual no me importa trabajar duro esta semana porque la siguiente me voy a una de las islas del Caribe que salen en esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=24OGHrmC0KU.
9. Secretamente me gustan los Beach Boys.
10. Me voy a llevar el libro que me regaló JP para leer en la playa. También voy a llevar muchas revistas culas.

sábado, mayo 21, 2011

Dar la paz

Después de unos meses largos, complicados en exceso, de cofusión innecesaria y obstáculos autoinducidos, creo que acabo de dar la paz. Y estoy dando la paz como esas primas lejanas de las que habla mi abuela: "Esa muchachita por fin dio la paz, pero qué guerra alcanzó a dar".
Pues yo llevaba un buen tiempo dándome la guerra. Por alguna razón, estaba necesitando sobredosis de frivolidad, drama, angustias, y escenas de telenovela. Puse en pausa el criterio y mandé de vacaciones a un par de neuronas. No ayudaron las circunstancias, tampoco. El destino se encargó de derrumbar la parte de mi mundo que yo no había derrumbado sola. Pero acabo de dar la paz. Y como estaba lidiando la guerra en mis tripas, fue cuestión de que el cerebro agitara la bandera blanca. Tuve que tomarme un vaso grande de un licor dulce y almendrado y llorarle borracha al taxista que me llevó a la casa para dar la tregua, pero a pesar del dolor de cabeza que tengo, creo que no me tuve que dar tan duro para volver. En medio de todo, toqué un fondo pando.
Tuve suerte. Y la verdad es que siempre he tenido suerte. Por eso precisamente es que la guerrita que estaba lidiando era injusta, ilegítima y estúpida como todas. Tendré que arrastrar un rato la vergüenza hasta que se me olvide o deje de importarme. Tendré que hacer un par de llamadas para pedir perdón. A otros no los voy a llamar nunca, pero igual tendré que esperar que entiendan mi desaparición como una forma de pedirles perdón. También tendré que perdonar.
Esta vez, yo soy la muchachita que dio guerra y está dando la paz. Y se siente muy bien.

miércoles, mayo 18, 2011

Sobre Frank Safford (y de regreso a la historia)

Esto voy a leer esta tarde en el coloquio doctoral para presentar a Frank Safford (una tradición bonita que estamos instaurando en los Andes en la que invitamos a profesores crac para que nos cuenten a los estudiantes de doctorado en administración las infidencias detrás de sus investigaciones):

Cuando yo estaba estudiando historia, los profesors siempre le decían a uno que no empezara a escribir hasta que uno no conociera a los personajes involucrados en lo que estaba investigando tan bien, que pudiera contarles un chiste que seguro los hiciera reír. Yo nunca llegué allí aunque me quedó la inquietud de qué se sentía lograr ese nivel de familiaridad con lo que uno está investigando y sobre todo, qué implicaba llegar a ese nivel de comprensión. Pocos historiadores logran llegar allá.

Ayer vi el mejor ejemplo de esa rarísima familiaridad en la conferencia del profesor Safford sobre la historia económica colombiana del siglo XIX. Safford conoce (realmente conoce) a José Manuel Restrepo, a José María Obando y a José Hilario López y a muchos más personajes que murieron hace más de un siglo. Sabe qué hicieron, cómo pensaban, por qué pensaban y qué motivaba sus actos. Mi teoría es que Safford no sólo llegó ahí por su trabajo juicioso, digamos que eso es más que evidente, sino porque la perspectiva comparativa que le da el haber estudiado toda la América española del siglo XIX es única y le permitió hacer historia con contexto. Esto no es tan evidente como suena. Muy pocos historiadores colombianistas han logrado superar el encierro de tres cordilleras y dos costas y entender la historia como una serie de fenómenos inscritos en tendencias más grandes. Esto ha llevado a al profesor Safford a estudiar la historia política y económica colombiana desde una óptica privilegiada llegando a plantear propuestas teóricas esclarecedoras que han sido de lejos los referentes más importantes para la historia empresarial del país.

Para los que no sepan, Frank Safford es profesor emérito de la Universidad de Northwestern donde enseña desde 1966 y donde ha ocupado varios cargos importantes, entre ellos el de Decano Asociado para Ciencias Sociales. El profesor Safford terminó su Maestría y su PhD en la Universidad de Columbia con una tesis sobre el comercio y el desarrollo empresarial en la Colombia republicana (1820-1870) que presentó en 1965. Se graduó magna cum laude de su pregrado en historia y literatura en Harvard en 1957.

Es imposible hablar de las publicaciones del profesor Safford sin hacer omisiones imperdonables, así que señalaré solo dos de sus libros. Y el criterio para escogerlos es bastante arbitrario: son los dos que han sido más importantes para mí. El primero es El ideal de lo práctico: el desafío de formar una élite técnica y empresarial en Colombia que se publicó en inglés en 1976 y en español en 1989 y que creo que es un libro importantísimo para todos los que estamos acá presentes y que a mí, personalmente, es el que me llevó a dar esos saltos tan raros de la historia a la competitividad y el desarrollo empresarial y todo parece indicar que de vuelta a la historia (empresarial). El segundo, es éste que escribió con Marco Palacios, Colombia País fragmentado, sociedad dividida, que es, a mi gusto, el mejor manual de historia colombiana que hay en el mercado. Además, se trata un libro multipropósito: no sólo es una lectura agradable y deliciosa que recomiendo sin pensarlo dos veces, sino que es un libro de consulta obligado. Pocos libros logran cumplir esos dos propósitos. Para no ser negligente, les estoy pasando a todos una copia de la hoja de vida del profesor Safford con el listado completo de publicaciones.

Hoy, el profesor Safford nos va a hablar de la historia empresarial colombiana, de sus perspectivas y de su desarrollos. Seguro esta charla nos abrirá los ojos a más de uno y espero que sin importar los temas que decidamos trabajar en nuestras tesis, siempre tengamos, así sea en el último rincón de la cabeza, la preocupación por el trasfondo histórico de las preguntas que nos estamos haciendo. Y ojalá, todos lleguemos a tener ese nivel de familiaridad y comprensión en nuestras investigaciones.

domingo, mayo 15, 2011

Sobre personas

Hoy Amelia me hizo una de esas preguntas que me provocan cogerla a besos. Cursi, sí. Pero si no la escribo se me olvida. Íbamos en el carro después de un fin de semana en el campo y ya llegando a la ciudad preguntó: "Si Ícaro y Eneas, son perros, nosotros ¿qué somos?" Le dije que éramos seres humanos. No le gustó para nada. Le sonó a extraterrestres. Después le dije que éramos personas. Eso si le gustó y fue aprobado inmediatamente. Procedió a señalar a todas las personas que vio en el resto del camino: "una persona grande, una persona flaca, una persona niña, una persona niño, una persona gorda, una persona con otra persona, etc."

viernes, mayo 13, 2011

Un nuevo blog

Tengo un blog elegantísimo en Kienyke. Antes me rallaban las "k", pero lo superé pronto. En el primer post escribí sobre los libros romántico eróticos que leía mi prima Isabel y sobre la novela de las revista Vanidades.

Aquí lo pueden ver:

El post no le gustó al señor con el que me casé. Me dijo que era frívolo y que yo no era así. Creo que el equivocado es él. Yo soy seria de 8 a 6, y eso. El blog es para divertirme y desahogarme, no para copiar y pegar el último paper en el que estoy trabajando. Eso es demasiado aburrido.

Sin embargo, sí le gustó a Laura y a Diana. Las dos me dijeron que debería ser más lanzada. Específicamente, Laura dijo que debía ser "racy" y Diana que debía ser más "erótica". Lo estoy pensando, aunque creo que tiene el toque perfecto de "raciness". Un poquito más y no podría mirar a la cara a mi abuela, que cree que tener un blog en Kien y Ke es como tener una columna de opinión en El Tiempo. De hecho, le pidió a su secretaria que le imprimiera las entradas para poderlas leer. Todavía no he hablado con ella pero creo que la situación se va a prestar para una conversación larga.

Por el momento, dejo la escritura frívola para terminar un paper de los aburridos que debo entregar el jueves entrante.

sábado, mayo 07, 2011

Vicios científicos

Amelia me pidió que le ayudara a buscar su metro de cerdo porque tenía que arreglar el coche de su muñeco, Federico. Lo encontramos en un cajón, al lado del metro amarillo con negro, que es de su papá. Después de medir el coche en todas sus dimensiones me dijo que ya estaba listo y siguió su paseo por la sala.
Arregló su problema midiendo.