Este es un post para mi amiga Camila, que el sábado me dijo que odiaba hablar de política en frente de gente como yo porque la miraba rayado. No me había visto a mí misma como alguien que mirara rayado a la gente por no saberse el nombre de los ministros o por no saber por quién votar. Pero sí es cierto que mi casa es profundamente política. Estamos pendientes desde Boston Legal, hasta House of Cards, desde las elecciones presidenciales en Estados Unidos, hasta las atípicas en Yopal. Las peores peleas que he tenido con Alejandro son por temas políticos. Y también hemos tenido excelentes momentos alrededor de política: el día en que nació Ame fue el último debate televisado entre Obama y McCaine y lo vimos completico en el hospital mientras la recién nacida dormía plácidamente. Pero para la tranquilidad de Cami, así como sé de política (y Alejandro sabe mucho más, debo hacer esa aclaración), no tengo ni idea de música, el campo en el que ella se mueve como un pez en el agua. Por ejemplo, hasta hace poco creía que The Whitest Boy Alive tenía que ser P, el esposo zimbabuense de MP o en su defecto mi cuñado James y no supe de Bruno Mars hasta hace 15 días. Mi iPod da pena y en mi carro hay CDs de canciones de niños y uno de Franco de Vita del 96. Y así como espero una asesoría de Cami para mejorar mi repertorio musical, decidí el sábado escribir una pequeña guía para decidir por quién votar. En este caso no voy a dar nombres propios, pero sí unas pautas para que cada quién escoja a su gusto.
1. Predecible y consistente es bueno. Uno debería votar por alguien que uno sabe qué posición va a asumir en los diferentes escenarios posibles. Un congresista ideal tiene que ser predecible y consistente. La consistencia en este caso es una señal de que la persona sabe qué está haciendo y tiene claro qué quiere y para dónde va. Por eso me preocupan los candidatos que izan orgullosamente la bandera de la "apolítica". Prefiero por el contrario uno que tenga una posición política definida y clara. Un buen termómetro ideológico es ver cuál es la posición del candidato frente a los temas de libertades individuales (aborto, matrimonio igualitario, adopción igualitaria) y el tipo de control político que han hecho (es decir qué debates han organizado como congresistas o qué tipo de debates planean hacer).
2. ¿A mi sí me importa eso? Uno tiene que identificar cuáles van a ser los temas álgidos de las discusiones en el Congreso del periodo para el que va a votar y saber cuáles le importan y cómo le gustaría que su congresista votara en los diferentes escenarios. Por ejemplo, en el próximo periodo va a haber discusiones grandes sobre temas que se quedaron en el tintero en este: reforma a la justicia, reforma a la salud, reforma al sistema pensional. Depende de qué piense uno sobre estos temas, debería votar por alguien que esté de acuerdo con uno. Va a haber reformas políticas de fondo: están proponiendo la eliminación de la reelección y de la figura del vicepresidente. Por ejemplo, yo estoy de acuerdo con la primera y no necesariamente con la segunda, así que me interesa un candidato que sepa que va a votar a favor de la eliminación de la reelección. Si uno tiene intereses específicos, debe buscar candidatos que piensen igual que uno en esos frentes. Por ejemplo, si está en desacuerdo con los TLC, pues busque alguien que no solo tenga propuestas proteccionistas sino que no haya votado a favor de estos tratados en el pasado. Para mí un candidato anti TLC sería nefasto, pero eso es cuestión de gustos.
3. Un poco de "stalkeo". Uno tiene que hacer un chequeo mínimo de antecedentes. Una pasadita por la Misión de Observación Electoral, por la búsqueda de la media naranja política en La Silla Vacía (http://lasillavacia.com/elecciones) y por Congreso Visible no sobran. Si usted no tiene tiempo o no le interesa dar ese paso extra, por lo menos busque en Google el nombre de su candidato+parapolítica, o +corrupción o +carrusel para estar seguro de por quién está votando.
4. No siempre es cuestión de colágeno. Cuidado con los delfines y los "jóvenes". No porque un candidato sea modelo 80 significa que valga la pena. Hay muchos candidatos que han usado la bandera de la juventud para llegar al Congreso para hacer lo mismo de siempre o incluso peor.
5. Que hagan la tarea. Si es un candidato que ya ha sido congresista, revise su asistencia a las comisiones. ¡Imagínese votar por un tipo que se gana más de 24 millones de pesos de sus impuestos y no va a trabajar! Si no, pregunte por ahí si el personaje es juicioso. La hoja de vida puede ser un buen proxy para saber eso, pero acuérdese que ahí puede decir cualquier cosa.
6. El partido importa pero no determina. Revisen con cuidado el partido al que pertenece el candidato por el que planean votar y por quién esta rodeado. Uno no solo vota por un candidato sino por la lista entera. Es decir, su voto va a determinar no sólo si su candidato queda, sino cuantos candidatos de esa lista salen. No hay ni una sola lista totalmente limpia, así que en este caso hay que hacer un ejercicio de pesos y contrapesos.
7. Voten. Votar es muy importante. No importa qué tanto guayabo tenga, si se quiere quedar en la cama, si cumple años su mamá, si tiene que entrenar para la maratón, si le salió un paseo a tierra caliente y quiere broncearse: votar es probablemente más importante que cualquier otra cosa y por mal que le vaya, no toma más de una media hora. Ah, y no se les olvide aprenderse el número y el partido del candidato por el que van a votar antes de llegar al puesto. Los tarjetones son una ladilla y es mejor saber desde antes qué diablos va a hacer.
Ojalá esto sirva de algo...
lunes, febrero 24, 2014
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