Cero que todavía no he perdido mi criterio de historiadora: la celebración de efemérides no sirve para construir memoria histórica ni para reivindicar a los olvidados. A lo más, sirve para justificar actos del presente, para maquillar decisiones difíciles y para construir adefesios.
Iré contando por qué...
jueves, noviembre 01, 2007
sábado, septiembre 08, 2007
Crisis del cuarto de vida, ¿diagnosticada?
Una amiga de la infancia me escribió el otro día por Facebook (por dónde más) y me dijo que había leído mi blog y que le había encantado (eso fue bueno) y que no me preocupaba, que la crisis del cuarto de vida estaba diagnosticada (eso no fue tan bueno). Supongo que cualquier persona que lea los últimos 50 blogs de los últimos dos años no dudaría en decir que estoy en una crisis existencial permanente. Lo que no sabe A. (mi amiga de infancia) es que esa crisis comenzó como a los 10 con la preadolesencia. Se acentuó a los 13 y solamente se hizo más fuerte hasta los 22 cuando entre en el terrible mundo de los "adultos jóvenes." Y, que además, solo seguirá empeorándose hasta que entre en la crisis de la edad media. Creo que se quitará cuando me de Alzheimer o demencia senil, momento en el cual espero estar en un lugar en el campo con otros viejitos y con enfermeras que me hablen en diminutivos y me den sopita a cucharadas (aunque los diminutivos me enervan y no me gusta la sopa.)
To be continued...
To be continued...
lunes, agosto 13, 2007
Anonimato
No me gusta la palabra anónimo ni sus derivaciones (anonimato, anonimamente y sus faux amis anolaima, anapoima, anonadado, anón, etc.) Por eso, dos años después, decidí sacar teaalwaystastesthesame.blogspot.com del anonimato que había tratado de mantener hasta el momento por pena de que me atibuyeran mis a veces vergonzosos escritos.
Para los que no lo sabían, soy Cristina Vélez, una historiadora colombiana que en realidad tiene poco que contar.
Para los que no lo sabían, soy Cristina Vélez, una historiadora colombiana que en realidad tiene poco que contar.
martes, julio 24, 2007
Cosas que se aprenden todos los días
Hoy aprendí que el emblemático cotton gin, la máquina sobre la cual se sostuvo la revolución industrial estadounidense, con nombre de mujer (gin, ginnie, ginny, to gin, ginning, y en pasado simple gan) es una simple desmotadora.
Con dos consultas en el diccionario se desmo(n)to un hito gigantesco de mi formación en colegio gringo.
Con dos consultas en el diccionario se desmo(n)to un hito gigantesco de mi formación en colegio gringo.
martes, julio 03, 2007
Como una cabra
"CAPRICORNIO
El Arcano de El Jerarca te contesta en qué momento te encuentras regalándote la energía que te ayudará a trabajar en el Maestro que hay en ti y te explica el sentido de tu mensaje divino. Es tu guardián de la verdad revelada, la unión del mundo formal con el del espíritu. En tu rincón preferido de silencio da rienda suelta a tu recogimiento, escribe, reflexiona y cuidate de dogmatismos o influencias externas que puedan ser negativas. Tu interés por las cosas más profundas de la vida como transformación personal, muerte y renacimiento se mantiene. A algunos les ha llegado de forma armoniosa y normal, para otros a través de experiencias personales o ajenas como pérdidas de seres queridos, esa necesidad de afrontar la muerte tiene una cualidad secreta y buena. No hay nada como afrontar la mortalidad, ver la fragilidad de la vida y buscar algo más profundo para hacernos pensar cuál es su finalidad."
Este es mi horóscopo del día de hoy.
No entiendo lo que dice, pero tampoco entiendo que está pasando con mi cabeza.
Toda la vida pensé que yo proyectaba una imagen de cordura. Hoy me confirmaron que estaba lejos de eso. Que tal como lo denota mi horóscopo, estoy loca como una cabra y todo el mundo lo nota. Sobre todo, en los días en los que la insensatez brota a borbotones por todos mis poros, hago llamadas que no debería digo cosas imprudentes y termino metiendo en mi telaraña de locura a personas que no tenían nada que ver, y volviendo a enredar a algunos que ya se habían zafado hace rato.
Esta mañana me desperté con la locura alborotada, tal vez por lo que estaba leyendo (El amor en los tiempos del cólera, que cliché), los sueños que he tenido y los cuentos que he tejido en mi cabeza.
Me puse una camisa de A. con la esperanza de llevármelo conmigo todo el día, hasta que descubrí, en el ascensor, que la camisa solo huele a jabón y que parezco una mesera despelucada. No soy mesera, pero tal vez si lo fuera, tendría más sentido esta historia.
El Arcano de El Jerarca te contesta en qué momento te encuentras regalándote la energía que te ayudará a trabajar en el Maestro que hay en ti y te explica el sentido de tu mensaje divino. Es tu guardián de la verdad revelada, la unión del mundo formal con el del espíritu. En tu rincón preferido de silencio da rienda suelta a tu recogimiento, escribe, reflexiona y cuidate de dogmatismos o influencias externas que puedan ser negativas. Tu interés por las cosas más profundas de la vida como transformación personal, muerte y renacimiento se mantiene. A algunos les ha llegado de forma armoniosa y normal, para otros a través de experiencias personales o ajenas como pérdidas de seres queridos, esa necesidad de afrontar la muerte tiene una cualidad secreta y buena. No hay nada como afrontar la mortalidad, ver la fragilidad de la vida y buscar algo más profundo para hacernos pensar cuál es su finalidad."
Este es mi horóscopo del día de hoy.
No entiendo lo que dice, pero tampoco entiendo que está pasando con mi cabeza.
Toda la vida pensé que yo proyectaba una imagen de cordura. Hoy me confirmaron que estaba lejos de eso. Que tal como lo denota mi horóscopo, estoy loca como una cabra y todo el mundo lo nota. Sobre todo, en los días en los que la insensatez brota a borbotones por todos mis poros, hago llamadas que no debería digo cosas imprudentes y termino metiendo en mi telaraña de locura a personas que no tenían nada que ver, y volviendo a enredar a algunos que ya se habían zafado hace rato.
Esta mañana me desperté con la locura alborotada, tal vez por lo que estaba leyendo (El amor en los tiempos del cólera, que cliché), los sueños que he tenido y los cuentos que he tejido en mi cabeza.
Me puse una camisa de A. con la esperanza de llevármelo conmigo todo el día, hasta que descubrí, en el ascensor, que la camisa solo huele a jabón y que parezco una mesera despelucada. No soy mesera, pero tal vez si lo fuera, tendría más sentido esta historia.
viernes, junio 08, 2007
Entradas en el tintero...
Estoy cansada de las 10 diferencias y como no he tenido tiempo o ganas de escribir por varios motivos, voy a pegar algunas entradas por terminar que tengo guardadas en mi computador para por lo menos, cambiar el paisaje:
Soy una cachaca de ambiente
Hace poco tuve una reunión bastante particular. B se casa con D y como B es de Barranquilla y el matrimonio es en Bogotá, la entrega de regalos se hizo en la casa de D. El papá y la familia paterna de D son una maravilla. El abuelito, uno de los hombres más tiernos y elegantes que he visto en mucho tiempo, con una dignidad maravillosa, de esas que solo dan 80 años de vivir plenamente, repetía emocionado que esta era una unión maravillosa porque eran dos familias conservadoras (me pregunto, son las últimas dos?).
Uno de los invitados, F, el novio de la hermana de B., es uno de esos tipos tan costeños, que le lucen los zapatos blancos. En la mitad de la fiesta, me preguntó si yo era cachaca-cachaca. Yo le contesté que en realidad mi abuelo paterno era de Medellín, mi abuela paterna belga y mis abuelos maternos de Cúcuta y Bucaramanga respectivamente. Él me miró con cara de condesendencia y me dijo, "Aja, entonces sí eres cachaca-cachaca, esa es una pura respuesta cachaca. " Al ver mi cara de preocupación, sonrío y me dijo que no me preocupara que yo era lo que él llamaba una cachaca de ambiente.
Creo que me estaba echando un piropo.
----------
Economía poética
Hace mucho tiempo publiqué una entrada citando a un economista chileno que se refería al mercado mexicano como un "destino comercial trágico".
Desde ese entonces, no había encontrado frases bonitas en papers económicos hasta esta mañana cuando leí esta frase en un informe sobre competitividad. El uso de tanto .... y tanto... como sea necesario, me pareció precioso, como la misma vida:
“Las experiencias indican que esas fronteras no son nítidas, son variables, y en muchos casos se resuelven más en sus intersecciones: tanto mercado y tanto Estado como sea necesario dependiendo de las etapas de desarrollo de sus territorios.”
---------
Además de estos dos texticos y de otros cuantos impublicables por impúdicos y porque desafortudamente este blog no es tan anónimo, tengo algunos títulos:
El brazo armado del divino rostro
El personaje del año y una lección de vida
Palabras que en verdad son castizas (y de este les puedo ir adelantando las siguientes: verbos: chantar, hartar, trajinar; sustantivos: grajo, bochinche, juerga, farra, parranda; adjetivos: achicopalado, cutre)
Por qué estoy obsesionada con leer memorias
La guisa play (está en el tintero por considerarlo una verdadera vergajada--otra palabra que en verdad es castiza--)
Sólo espero que a alguien le interese esta entrada tan tonta que terminé recopilando por el hecho de colgar "algo".
Soy una cachaca de ambiente
Hace poco tuve una reunión bastante particular. B se casa con D y como B es de Barranquilla y el matrimonio es en Bogotá, la entrega de regalos se hizo en la casa de D. El papá y la familia paterna de D son una maravilla. El abuelito, uno de los hombres más tiernos y elegantes que he visto en mucho tiempo, con una dignidad maravillosa, de esas que solo dan 80 años de vivir plenamente, repetía emocionado que esta era una unión maravillosa porque eran dos familias conservadoras (me pregunto, son las últimas dos?).
Uno de los invitados, F, el novio de la hermana de B., es uno de esos tipos tan costeños, que le lucen los zapatos blancos. En la mitad de la fiesta, me preguntó si yo era cachaca-cachaca. Yo le contesté que en realidad mi abuelo paterno era de Medellín, mi abuela paterna belga y mis abuelos maternos de Cúcuta y Bucaramanga respectivamente. Él me miró con cara de condesendencia y me dijo, "Aja, entonces sí eres cachaca-cachaca, esa es una pura respuesta cachaca. " Al ver mi cara de preocupación, sonrío y me dijo que no me preocupara que yo era lo que él llamaba una cachaca de ambiente.
Creo que me estaba echando un piropo.
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Economía poética
Hace mucho tiempo publiqué una entrada citando a un economista chileno que se refería al mercado mexicano como un "destino comercial trágico".
Desde ese entonces, no había encontrado frases bonitas en papers económicos hasta esta mañana cuando leí esta frase en un informe sobre competitividad. El uso de tanto .... y tanto... como sea necesario, me pareció precioso, como la misma vida:
“Las experiencias indican que esas fronteras no son nítidas, son variables, y en muchos casos se resuelven más en sus intersecciones: tanto mercado y tanto Estado como sea necesario dependiendo de las etapas de desarrollo de sus territorios.”
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Además de estos dos texticos y de otros cuantos impublicables por impúdicos y porque desafortudamente este blog no es tan anónimo, tengo algunos títulos:
El brazo armado del divino rostro
El personaje del año y una lección de vida
Palabras que en verdad son castizas (y de este les puedo ir adelantando las siguientes: verbos: chantar, hartar, trajinar; sustantivos: grajo, bochinche, juerga, farra, parranda; adjetivos: achicopalado, cutre)
Por qué estoy obsesionada con leer memorias
La guisa play (está en el tintero por considerarlo una verdadera vergajada--otra palabra que en verdad es castiza--)
Sólo espero que a alguien le interese esta entrada tan tonta que terminé recopilando por el hecho de colgar "algo".
viernes, mayo 04, 2007
Encuentre las diez diferencias...
La primera foto fue tomada en un excursión escolar al Amazonas en 1998. La segunda, en el mismo paseo 8 años después. La misma lancha, el mismo río, el mismo colegio y dos generaciones diferentes. ¿Que pasó durante esos 8 años? ¿En qué nos equivocamos?
jueves, abril 19, 2007
Un chisme...
Según las revistas para hombres de negocios, que son como una “Cosmopolitan” con saco y corbata, lo más valioso que tienen los trabajadores con grandes aspiraciones son sus “networks”. Un network es una palabra elegante para decir redes de contactos. Es decir, que lo más valioso que usted tiene son todas las personas que ha conocido en su vida desde el día que nació hasta el presente. Es decir, vale el mancito que nació el mismo día que usted, (ojalá en la Clínica del Country o la Santafé, yo por mi parte nací en el Hospital Infantil, aunque les prometo que no tuve nada que ver). Vale la niña con la que fue a estimulación temprana, con los que fue a Kinder, al colegio, al campo de verano.
Si uno es además una niña bien burguesita, añadiría a esa lista a los del club, a los que juegan polo, a los que estaban en su clase de piano, a las niñas que conoció cuando vivió en Paris y a todas las personas que terminan siendo aliados naturales por afinidad social.
Hoy viví en vivo y en directo el poder del “networking” y fue tan basto que incluso valdría la pena hacer una gráfica interactiva como lo haría una de las revistas mencionas al principio de este blog pero yo no soy tan play como para tener un programa que me permita hacerlo bien y por lo tanto, tienen que imaginárselo.
Lo que sucedió fue lo siguiente: M.—amiga mía de toda la vida, desde estimulación temprana—me escribió por el MSN preguntándome si era cierto que C.—amiga de M y mía que cae dentro de la categoría “aliada por afinidad social” y “amiga de cuando viví en París” se iba a casar. Yo no tenía ni idea y salí corriendo a preguntarle a J.—amigo del Kinder de M y mío que también cae dentro de la categoría de aliado natural y además es ahora mi compañero de trabajo, quien por supuesto, también conocía a C. (creo que por “club” y “aliado natural”). J. le preguntó. a C2 por el Skype por el chisme y C2 le dijo que no sabía nada y que iba a preguntar. C2 es prima segunda de J, amiga mía del colegio y aliada natural de todos los mencionados con anterioridad y que se mencionarán a continuación.
Mientras tanto D. me llamó por teléfono a preguntarme si íbamos a almorzar y yo, por supuesto, antes de decirle que sí y de invitar a J. para que también fuera, le pregunté si el cuento de C. era cierto. D. hizo sus propias averiguaciones. Para ponerla en contexto, D. es amiga de M., J. y mía desde Kinder, aliada natural de C. y conoce a C2 y aunque no estoy segura, creo que son amigas también. Así misimo, al mismo tiempo que todo esto sucedía, M., J., C2, D y yo le escribíamos a C por el MSN para que nos confirmará el cuento. A todos nos llegó el siguiente mensaje:
C says:
quien le dijo esooooooooooo????????????/
C says:
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
C says:
quien le dijooo?????
La culpable terminó siendo C3. una amiga de C, M y conocida mía de cuando vivimos en París, quien asumió que como C se fue a Mayami enamorada detrás de un tipo, se iba a casar.
En fin. Las redes son supremamente poderosas, de eso no hay duda. Sin embargo, no sé que tan útiles será que uno se entera de un chisme y a los 5 minutos, cuando se entera de que es falso, ya haya logrado difundirlo entre 8 personas. Y eso, (para los que me conocen en la vida real) que ni el Pine ni Mac fueron uno de los eslabones.
Por el momento, consideraré esta situación como un ejemplo del poder y de la inutilidad de la red alrededor mío.
Si uno es además una niña bien burguesita, añadiría a esa lista a los del club, a los que juegan polo, a los que estaban en su clase de piano, a las niñas que conoció cuando vivió en Paris y a todas las personas que terminan siendo aliados naturales por afinidad social.
Hoy viví en vivo y en directo el poder del “networking” y fue tan basto que incluso valdría la pena hacer una gráfica interactiva como lo haría una de las revistas mencionas al principio de este blog pero yo no soy tan play como para tener un programa que me permita hacerlo bien y por lo tanto, tienen que imaginárselo.
Lo que sucedió fue lo siguiente: M.—amiga mía de toda la vida, desde estimulación temprana—me escribió por el MSN preguntándome si era cierto que C.—amiga de M y mía que cae dentro de la categoría “aliada por afinidad social” y “amiga de cuando viví en París” se iba a casar. Yo no tenía ni idea y salí corriendo a preguntarle a J.—amigo del Kinder de M y mío que también cae dentro de la categoría de aliado natural y además es ahora mi compañero de trabajo, quien por supuesto, también conocía a C. (creo que por “club” y “aliado natural”). J. le preguntó. a C2 por el Skype por el chisme y C2 le dijo que no sabía nada y que iba a preguntar. C2 es prima segunda de J, amiga mía del colegio y aliada natural de todos los mencionados con anterioridad y que se mencionarán a continuación.
Mientras tanto D. me llamó por teléfono a preguntarme si íbamos a almorzar y yo, por supuesto, antes de decirle que sí y de invitar a J. para que también fuera, le pregunté si el cuento de C. era cierto. D. hizo sus propias averiguaciones. Para ponerla en contexto, D. es amiga de M., J. y mía desde Kinder, aliada natural de C. y conoce a C2 y aunque no estoy segura, creo que son amigas también. Así misimo, al mismo tiempo que todo esto sucedía, M., J., C2, D y yo le escribíamos a C por el MSN para que nos confirmará el cuento. A todos nos llegó el siguiente mensaje:
C says:
quien le dijo esooooooooooo????????????/
C says:
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
C says:
quien le dijooo?????
La culpable terminó siendo C3. una amiga de C, M y conocida mía de cuando vivimos en París, quien asumió que como C se fue a Mayami enamorada detrás de un tipo, se iba a casar.
En fin. Las redes son supremamente poderosas, de eso no hay duda. Sin embargo, no sé que tan útiles será que uno se entera de un chisme y a los 5 minutos, cuando se entera de que es falso, ya haya logrado difundirlo entre 8 personas. Y eso, (para los que me conocen en la vida real) que ni el Pine ni Mac fueron uno de los eslabones.
Por el momento, consideraré esta situación como un ejemplo del poder y de la inutilidad de la red alrededor mío.
jueves, abril 12, 2007
Bailarina independiente
Yo nunca me he considerado una buena bailarina, pero tampoco necesariamente una mala bailarina. Sin embargo, desde que decidí casarme con un cartagenero, descubrí que ser una bailarina promedio en los estándares cachacos es ser una pésima bailarina en los estándares costeños.
Por ejemplo, descubrí que el merengue—facilito y tipo licuadora en las fiestas de conjunto cerrado que me tocaron cuando chiquita—es lo más difícil de bailar. Incluso, descubrí que bailo mejor salsa que merengue y eso que bailar salsa en las minitecas a las que fui de adolescente era cosa de guapos y caleños. Y ni hablemos de un currulao, una cumbia y peor, de un mapalé. La familia de A. se muere de la risa cuando bailo, por lo que he decidido mejor posar de elegante, un pasito al lado, un pasito al otro lado, muy discreta, muy transparente, nunca pasar a la mitad del círculo y no bailar sino con A. a quien después de siete años de andar juntos ya le llevo más o menos el ritmo.
Sin embargo, hace un par de días me reconcilié con mi torpeza en la pista. En una comida estaban hablando de un político liberal y de su esposa y dijeron que ellos siempre eran los independientes de la fiesta. Por un momento pensé que se referían a su posición política ya que es un tipo liberal medio de derecha (su nombre comienza por R, su apellido por P, adivinen quien es) pero después descubrí que hablaban de su incapacidad de seguir el ritmo.
Decidí, después de oir eso, que yo no soy una mala bailarina, soy una bailarina independiente (y también soy liberal semi de derecha). Además, ¿Quién dijo que uno tenía que siempre seguir el ritmo del mismo tambor?
“March to the beat of your own drummer” me decían los profesores gringos en el colegio. Y yo les contesto: “And so I did.”
Por ejemplo, descubrí que el merengue—facilito y tipo licuadora en las fiestas de conjunto cerrado que me tocaron cuando chiquita—es lo más difícil de bailar. Incluso, descubrí que bailo mejor salsa que merengue y eso que bailar salsa en las minitecas a las que fui de adolescente era cosa de guapos y caleños. Y ni hablemos de un currulao, una cumbia y peor, de un mapalé. La familia de A. se muere de la risa cuando bailo, por lo que he decidido mejor posar de elegante, un pasito al lado, un pasito al otro lado, muy discreta, muy transparente, nunca pasar a la mitad del círculo y no bailar sino con A. a quien después de siete años de andar juntos ya le llevo más o menos el ritmo.
Sin embargo, hace un par de días me reconcilié con mi torpeza en la pista. En una comida estaban hablando de un político liberal y de su esposa y dijeron que ellos siempre eran los independientes de la fiesta. Por un momento pensé que se referían a su posición política ya que es un tipo liberal medio de derecha (su nombre comienza por R, su apellido por P, adivinen quien es) pero después descubrí que hablaban de su incapacidad de seguir el ritmo.
Decidí, después de oir eso, que yo no soy una mala bailarina, soy una bailarina independiente (y también soy liberal semi de derecha). Además, ¿Quién dijo que uno tenía que siempre seguir el ritmo del mismo tambor?
“March to the beat of your own drummer” me decían los profesores gringos en el colegio. Y yo les contesto: “And so I did.”
martes, febrero 27, 2007
Cristina Veleta
Me gusta creer que en ciertos ámbitos de mi vida he logrado proyectar la imagen de una persona que sabe que exactamente qué quiere. Sin embargo, los que más me conocen saben que eso es el más frágil de todos los disfraces, hasta el punto que un buen amigo mío, sabiamente, me dijo que tenía que dejar de ser una veleta. Esa observación me pareció absolutamente acertada, tanto que voy a adoptar el nombre Cristina Veleta.
En los últimos tres años he cambiado de trabajo cuatro veces sin solución de continuidad. Pasé de maestra de colegio y estudiante de maestría, al tiempo, a hacer de asistonta durante año y medio de una política, a relacionista pública por tres meses, a contratista del DNP desde hace quince días. Tan veleta que cuando renuncié al trabajo de asistonta le juré a mi jefe que lo hacía porque lo mío era el mundo académico y que odiaba la política, para saltar al sector privado lejos de la academia y volver a saltar al DNP cerquita de la política.
Las decisiones que he tomado en el plano profesional siempre han sido ridículamente amplias. Estudié historia, después de haber pasado una semana por la facultad de economía porque “lo que hay que aprender en la universidad es a pensar, no a hacer un oficio. Un oficio se aprende en cualquier momento”. Y tengo que confesar que durante la universidad alcancé a tener un cupo en la facultad de medicina del Rosario y pensé mucho en cambiarme a varias carreras desde derecho hasta ingeniería. Finalmente, terminé historia con honores, que no queden dudas, pero sin tener la más remota idea de qué hacer de ahí en adelante.
Me he casado con muy pocas cosas en la vida. De hecho, creo solo me he casado con mi esposo y con el color 9-10 de L’Oreal para mi pelo.
Tengo que confesar abiertamente que no tengo ni idea que quiero hacer con mi vida. Aunque he aprendido a lidiar con ella, no se me ha quitado la sensación de domingo por la noche de estar perdida en el mundo desde que tenía trece años.
Nunca pasé por una etapa punk o una etapa gomela y de alguna forma extraña, a pesar de mi total incertidumbre, siempre he seguido siendo bastante parecida a lo que era y estoy segura de que lo seguiré haciendo a pesar de que no tenga ni idea cómo o dónde. Tal vez, la explicación es que lo verdaderamente fundamental nunca cambia, que lo esencial existe, a pesar de todo lo que uno pueda hacer. Sin embargo, aunque sigo teniendo dudas sobre si existe lo esencial o si es una gran mentira como cuando fui maestra, pseudo política, relacionista pública, o proyecto de historiadora; la veleta, por definición, gira alrededor de un eje vertical impulsada por el viento y de alguna manera sirve para señalar direcciones.
Tengo esperanzas, creo, mientras siga con la capacidad de saber cual es la dirección del viento y ajustarme a él, sin perder la cordura y volarme detrás.
En los últimos tres años he cambiado de trabajo cuatro veces sin solución de continuidad. Pasé de maestra de colegio y estudiante de maestría, al tiempo, a hacer de asistonta durante año y medio de una política, a relacionista pública por tres meses, a contratista del DNP desde hace quince días. Tan veleta que cuando renuncié al trabajo de asistonta le juré a mi jefe que lo hacía porque lo mío era el mundo académico y que odiaba la política, para saltar al sector privado lejos de la academia y volver a saltar al DNP cerquita de la política.
Las decisiones que he tomado en el plano profesional siempre han sido ridículamente amplias. Estudié historia, después de haber pasado una semana por la facultad de economía porque “lo que hay que aprender en la universidad es a pensar, no a hacer un oficio. Un oficio se aprende en cualquier momento”. Y tengo que confesar que durante la universidad alcancé a tener un cupo en la facultad de medicina del Rosario y pensé mucho en cambiarme a varias carreras desde derecho hasta ingeniería. Finalmente, terminé historia con honores, que no queden dudas, pero sin tener la más remota idea de qué hacer de ahí en adelante.
Me he casado con muy pocas cosas en la vida. De hecho, creo solo me he casado con mi esposo y con el color 9-10 de L’Oreal para mi pelo.
Tengo que confesar abiertamente que no tengo ni idea que quiero hacer con mi vida. Aunque he aprendido a lidiar con ella, no se me ha quitado la sensación de domingo por la noche de estar perdida en el mundo desde que tenía trece años.
Nunca pasé por una etapa punk o una etapa gomela y de alguna forma extraña, a pesar de mi total incertidumbre, siempre he seguido siendo bastante parecida a lo que era y estoy segura de que lo seguiré haciendo a pesar de que no tenga ni idea cómo o dónde. Tal vez, la explicación es que lo verdaderamente fundamental nunca cambia, que lo esencial existe, a pesar de todo lo que uno pueda hacer. Sin embargo, aunque sigo teniendo dudas sobre si existe lo esencial o si es una gran mentira como cuando fui maestra, pseudo política, relacionista pública, o proyecto de historiadora; la veleta, por definición, gira alrededor de un eje vertical impulsada por el viento y de alguna manera sirve para señalar direcciones.
Tengo esperanzas, creo, mientras siga con la capacidad de saber cual es la dirección del viento y ajustarme a él, sin perder la cordura y volarme detrás.
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