La teoría de juegos es una de las áreas de la economía que más me seducen. Poco entiendo de las complejas matemáticas detrás de los cálculos que hacen los economistas, pero las conclusiones me encantan.
En parte, porque me da risa que tengan que correr un modelo econométrico complejísimo para llegar a las mismas conclusiones a las que llegaría un científico social basado en cualquier sociólogo clásico. Incluso, a las que llegarían cinco señoras en sus sesiones de costurero de los martes basado en los consejos de sus madres, de los que le dan a sus hijas y salpicados por el último libro que encontraron en la caja del supermercado.
Y en parte, porque me sorprende que estos complejos modelos prueben esas sencillas observaciones empíricas sobre el comportamiento humano.
Por eso, quería compartir este artículo de
The Economist sobre un estudio realizado por economistas de renombre en una fábrica china. Aparentemente, a la hora de motivar a los trabajadores, sirven más las zanahorias disfrazadas de garrote, que las zanahorias solas. La idea de perder algo que ya se tiene genera compromisos más poderosos que la de ganar algo adicional. Este principio es bastante relevante para nuestro día a día a la hora de reprimir, motivar, convencer o vender. Incluso se aplica a las campañas políticas, un tip para los que andan encampañados...¿qué están ofreciendo que puedan disfrazar de garrote?
Por mi parte, en mi tarea de madre y responsable de la educación de A.ita, prefiero ser de las ingenuas confiadas que dañan todos los experimentos de teoría de juegos. Yo ilusamente voto siempre por el bien común y me quedo con la mitad de la nota, pero espero que mi hija haga lo mismo. Mis observaciones empíricas me han demostrado que sumando los restos que me quedan de haber tomado decisiones ingenuas pero orientadas al bien común, tengo más en tranquilidad y serenidad (perdonarán la nota cursi) que los que optan por el camino fácil y egoísta. No estoy diciendo que mi motivación para hacerlo sea altruista. Lejos de eso, se trata de algo bastante egoísta. Bourdieu diría que esa es mi forma de buscar reconocimiento de los demás y reforzar mi existencia. A la larga, me la estoy jugando por mi propio bienestar.
Habrá que correr un modelo para ver si eso también se puede probar con números.