lunes, septiembre 17, 2012

Lo que más nos gusta

Cuando fuimos a Mompox con el señor marido y mis padres, le preguntamos a un niño que pasaba por ahí por su lugar favorito de todo el pueblo. Emocionado, nos llevó donde estaba instalado el circo y nos mostró la jaula del león. El circo era, por supuesto, uno de esos circos pobres y tristes que deambulan de pueblo en pueblo y el león era realmente una leona, sin melena. Estaba flaca, cansada y con lo que parecía ser sarna. El niño se fue feliz de habernos mostrado lo mejor que había en todo Mompox.

Amelia ha tenido reacciones parecidas acá. Lo que más le gustó de todo Robin Hood Bay fue el helado con pepitas de colores, de Whitby el paquete de papas que encontramos enterrado en la arena mientras hacíamos un castillo muertas del frío en la playa y de York, el carrusel.

Los adultos vamos perdiendo el sentido de lo verdaderamente grandioso con el tiempo. Necesitamos ruinas, historias y caminatas contemplativas con mirada de oh-qué-interesante por los pasillos de un museo para escoger cuidadosamente, y sin irnos a equivocar, qué es lo que más nos gustó. No nos atrevemos a confesar que lo que siempre preferimos es la cerveza del final, cuando ya estamos en la casa.


Las ruinas de la abadía de Whitby, construida entre el siglo XI y XIII por los monjes Benedictinos y abandonada a su suerte en el siglo XV debido a la falta de interés de los peregrinos en ir hasta allá, y por ende, a la quiebra.

6 comentarios:

Radiergummi dijo...

oh! que grandioso! la cerveza al final es deliciosa pero la ruina también!

Cristina Vélez dijo...

Tienes razón. La verdad es que lo que hace que la cerveza valga la pena es la ruina visitada y recorrida. Y a mí sí que me gusta pasear ruinas. Pero me fui al extremo del argumento por el efecto literario.

Mónica Palacios dijo...

Tu entrada me hizo recordar un cuento de Cortázar que me ha gustado toda la vida, "Hay que ser realmente idiota para". Siempre me he sentido muy cercana a esa sensación que él describe ahí, pero a veces se me olvida. Te pego este enlace, terriblemente diagramado y difícil de leer, pero si podés acceder a un mejor formato, el cuento está en el tomo I de La vuelta al día en ochenta mundos (o en el II, ya ni sé) http://www.loscuentos.net/cuentos/other/1/9/88/

Germán A. Quimbayo dijo...

No importa el extremo del argumento, fue bastante útil, je.

Sigue escribiendo, Cristina.

Saludos.

:)

Cristina Vélez dijo...

Mónica, adoré ese texto. Gracias por pasármelo. A mí me encantan los mimos checos. :)

Germán, gracias...un abrazo.

Mauricio Duque Arrubla dijo...

Muy cierto. En ese sentido puedo afirmar sin miedo que lo mejor de mi viaje a Suecia fue caminar sobre la nieve fresca. Y en el de Italia los helados de Florencia.