Ame entendió rapidamente que la hora en la que se acaba el colegio en Hull depende de mí y no del colegio, contrario a lo que sucede en su colegio de Bogotá, donde la hora de salida es fija y determinada por la entidad. Ha sido duro para nuestra relación ya que tiene absoluta conciencia de que cuando la recojo tarde es porque preferí quedarme trabajando en vez de pasar la tarde con ella. Por supuesto, ha llevado a que la hora de la recogida se vuelva un tema más sobre la mesa; rápidamente entendió que se trata de algo flexible y que está sujeto a negociación y que ella puede usarlo para conseguir cosas. Por ejemplo, hace unos días me dijo que si la dejaba irse disfrazada, se quedaba hasta más tarde "feliz". Se fue vestida de Mérida, con arco y flechas incluídos.
A mí, obviamente se me mueven las fibras más profundas de la maternidad, sobre todo cuando sé que su mejor amigo del jardín es un niño autista, porque es el único otro del salón que no habla inglés (ni nada) y que claramente Ame está por fuera de su zona de confort. Es cierto que el hecho de que se haya adaptado a estas condiciones adversas como pudo habla bien de ella, pero a uno no deja de arrugársele el corazón.
Hoy me mató cuando me dijo con ojos suplicantes que por favor la recogiera después del almuerzo. Le dije que sí, pero cuando iba saliendo por la puerta del jardín, salió corriendo y me aclaró. "Mentiras mamá, más tardecito. Recógeme después del postre".
martes, octubre 30, 2012
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2 comentarios:
Por lo menos queda claro que le gusta la comida. La imagen de que el mejor amigo de Ame sea un niño autista porque no habla inglés me sacó una lagrimita.
Que ternura!! Una experiencia muy interesante la que estan viviendo, creo que no hay sino enseñazas clave, y bueno mucho tiempo para compartir con tu hija.
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