La organizaciones jesuitas siempre han llamado la atención de quienes estudian la administración. Un amigo decía en forma de chiste que ese éxito se debía a que, como los planeadores, los jesuitas sabían que tenían que tener una ala en cada lado, y por eso manejaban con tanta gracia entidades como el CINEP, hacia la izquierda y la Pontificia Universidad Javeriana, un poco más a la derecha. Otros, un poco más serios, afirman que el éxito se debe a una fórmula infalible de liderazgo que mezcla la disciplina militar, la mística religiosa y una gran capacidad de innovación. De hecho, se han publicado varios best sellers sobre esto que después de un rápido furor comercial, caen rápidamente al olvido. El caso de la Fundación Social, estudiado juiciosamente por un grupo de profesores e investigadores de la Universidad de los Andes, muestra que si bien las intuiciones anteriores son parcialmente ciertas, la fórmula es mucho más compleja*. Incluso, a partir de la lectura del libro Lo social y lo económico: ¿Dos caras de una misma moneda? escrito por Dávila, Dávila, Grisales y Schnarch el año pasado, podríamos concluir que la verdadera receta está en la capacidad de la organización de pensar sobre sí misma. Es decir, de reflexionar, actuar y volver a reflexionar sobre la actuación y en la de tejer redes bastante poderosas.
La Fundación Social, el grupo empresarial dueño de varias entidades financieras que incluyen el Banco Caja Social y la fiduciaria Colmena, fue fundada por el padre Campoamor hace más de cien años con el objetivo de luchar contra las causas estructurales de la pobreza. La organización surgió del marco de los Círculos de Obreros de la época. Un siglo después, esta organización, que puede describirse según los autores del estudio de caso mencionado como una fundación con empresas y no como una empresa con fundación, ya no está regida por los jesuitas, pero sigue manteniendo el objetivo y el espíritu con los que fue fundada. Sus planes estratégicos todavía siguen la lógica de la reflexión, acción, reflexión que impusieron los jesuitas, la noción de la responsabilidad pública de los actores privados está a la orden del día y el objetivo no ha cambiado. De hecho, la junta directiva de la organización, que cumple con las funciones estratégicas normales de cualquier junta que haga bien su trabajo, le sigue responde a una instancia más alta, encargada de pensar en la coherencia de la organización y en que efectivamente la reflexión sea parte del día a día gerencial.
La insistencia en la reflexión-acción-reflexión, que seguramente le suena a pesadilla a más de un administrador, se debe por una parte a que la receta ha funcionado exitosamente. No en vano la Fundación Social es una de las organizaciones financieras más antiguas del país. Pero por otra, se debe a que los jesuitas, al estar a cargo de muchas de las instituciones educativas por las que pasa la élite colombiana, no necesitan de una empresa cazatalentos para reclutar los gerentes que mejor pueden acomodarse al tipo de organización que fundaron. Muchos de sus gerentes no solo son cercanos a los jesuitas por razones personales, sino que fueron formados en sus aulas. Incluso desde niños. Cualquier persona que haya tenido un maestro que lo haya marcado en el colegio sabe el poder que puede tener esto. Esto les ha permitido tejer una de las redes más sólidas y poderosas del país y asegurarse que de ahí, puedan siempre tener cerca a las personas mejor preparadas, dentro de lo que les interesa, para manejar sus organizaciones. Esto es tan así, que una década los jesuitas dieron un paso al lado en la Fundación Social y esta no solo no ha cambiado su rumbo, sino que los laicos que ahora están a cargo han reafirmado que el norte de la organización sigue siendo el mismo que le imprimió Campoamor.
*Dávila L. de Guevara, J. C., Dávila L. De Guevara, C., Grisales Rincón, L. A., & Schnarch González, D. (2011). Lo social y lo económico: ¿Dos caras de una misma moneda? La Fundación Social y sus empresas (1984-2010). Bogotá: Ediciones Uniandes, 275 pp.
Publicado inicialmente acá: http://www.eltiempo.com/blogs/economia_domestica/2012/11/redes-y-reflexion-en-la-fundac.php
4 comentarios:
Ese tema empresarial, de historia y cosas así fue el que más me gustó en el MBA. Qué chévere sería tener la oportunidad y la disciplina para trabajar en eso
¿Colmena y el banco Caja Social sí han ayudado a erradicar las causas estructurales de la pobreza? ¿Cómo?
Tati, no sé. Hasta probablemente no. En todo caso es interesante que ese sea su discurso y que lo crean tan firmemente.
Tati, Ya sin trasnocho, creo que sí lo han tratado de hacer. No necesariamente a través de la labor del banco o de las otras organizaciones financieras, pero la Fundación Social es una entidad sin ánimo de lucro y absolutamente todas sus ganancias se van a proyectos sociales de diferentes tipos.
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